Sindicales

23/3/2023

El gobierno “festeja” mientras el mercado de trabajo se precariza

La política del FMI conlleva un crecimiento del trabajo informal y el fraude laboral.

Trabajadores Ceamse.

El gobierno, a través del Indec, publicó las estadísticas de empleo y desocupación correspondientes al último trimestre del 2022, celebrando una “caída de la desocupación” estadística impulsada por un crecimiento del trabajo informal, el fraude y la precarización laboral: un resultado de la aplicación de las recetas del FMI.

Según el informe “Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH)” del Indec, la desocupación estadística bajó al 6,3%. Se trata del índice que mide los trabajadores sin empleo que “buscan activamente” trabajo, y la composición del empleo existente.

Vistos los datos de conjunto tenemos que la suma de los trabajadores no asalariados (casi exclusivamente autónomos y cuentapropistas) y los trabajadores asalariados sin aportes jubilatorios (informales) supera a los trabajadores asalariados (6,9 millones contra 6,2 millones), dando cuenta de una dinámica de mercado donde prevalece el fraude contractual, la precarización y el trabajo no reconocido y mal pago.

En la misma tesitura, al comparar los resultados del último cuatrimestre del 2022 con igual periodo del 2021 tenemos que el empleo informal creció en relación al empleo registrado, en relación al total de trabajadores. Los trabajadores registrados pasaron del 45,2% al 44,5%, mientras que el empleo informal aumentó del 22,6% al 24,6%. En tanto los cuentapropistas se mantuvieron en el 21%.

Estas estadísticas reflejan que el mercado laboral avanza hacia una mayor precarización, propio de la política que desenvuelve el gobierno y las presiones patronales hacia reformas de tipo antiobrero en los lugares de trabajo, y a una huelga de inversiones cuya contrapartida son contrataciones precarias, contratos basura y la creación de formas jurídicas que buscan encubrir la relación laboral y las obligaciones subyacentes.

Entre los indicadores crónicos de la estadística se encuentra la persistencia de un alto número de sobreocupados (28,8% del total de ocupados), lo que expresa la necesidad de trabajar un amplio espectro de horas para poder garantizar un ingreso acorde a las necesidades económicas elementales. Algo que cae de maduro con el seguimiento de la evolución de la canasta alimentaria y la canasta básica en relación a los salarios.

Hilando más fino, la desocupación salta al 7% en el Gran Buenos Aires, donde se concentra gran parte de la industria, el mercado laboral y la población trabajadora, y donde apremian los problemas económicos de todo orden.

Entre los desocupados que buscan empleo un 71% de ellos tiene al menos estudios secundarios completos, y un 29% cuenta con estudios universitarios. Esto derrumba la tesis infundada de que las empresas no pueden ofrecer empleos porque los niveles educativos son muy bajos, como se ha escuchado replicar en algunos entornos patronales. También se da un mayor número de mujeres desocupadas (6,7%) respecto a los hombres (6%). Además, más de un 36% de los desocupados se encuentra buscando empleo hace más de un año, sin éxito alguno.

En este cuadro tampoco se debe descartar la incidencia de la política oficial de eliminación de los programas sociales, con las primeras 85.000 bajas, lo que repercute en una mayor presión sobre el mercado laboral que golpea sobre los salarios y condiciones laborales.

La celebración oficial de estos datos servirá a los fines de seguir avanzando contra los trabajadores desocupados y precarizados, baja el supuesto estadístico de que “habría caído la desocupación”, cuando lo que en verdad se expresa es un crecimiento de la precarización laboral.

Entre otros indicadores de hacia dónde avanza el gobierno se encuentra la pauta salarial de ajuste del 60%, contra una inflación interanual que actualmente supera el 100%; y lo que se acaba de hacer con el salario mínimo, con un aumento de ajuste del 26% en tres cuotas, que llevaría el piso salarial a $88.000 recién para junio.

El informe del indec tampoco da cuenta de la situación de millones de trabajadores que han desistido de buscar empleo a falta de resultados en el largo plazo o que se encuentran totalmente desplazados del mercado.

El gobierno del FMI no puede dar respuestas para las y los trabajadores, más que en el marco de la recomposición de los negocios de las patronales y en la defensa de sus intereses, con peores salarios y condiciones de explotación más duras. Los trabajadores debemos organizarnos independientemente para quebrar esta política, luchando por la creación de trabajo genuino, seguro al desocupado, recomposición salarial y todas las reivindicaciones que chocan de fondo con el ajuste fondomonetarista.

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