El ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, ha confirmado este jueves la adquisición de pistolas Taser, que serán utilizadas por grupos especiales de algunas fuerzas del Estado. Se trata de un reforzamiento del carácter represivo del gobierno del Frente de Todos, en un cuadro de aumento de las tensiones sociales y de las contradicciones económicas.

Aunque las pistolas aún no han llegado al país, el gobierno ha comprado un centenar de ellas, las cuales se destinarán a los cuarteles de sectores de élite de la Gendarmería, la Prefectura, la Policía Aeroportuaria, la Policía Federal y otros grupos tácticos especiales. Esto es un precedente importante en materia represiva, y no se puede descartar la posibilidad de que en un futuro el uso de las Taser se generalice.

La empresa que vendió las armas al gobierno aceptó en parte de pago un lote de armas similares que había sido adquirido en 2019 por la entonces ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Sin embargo, estas armas no fueron utilizadas debido a que tenían un solo cartucho y carecían de emisión de advertencia y cámaras incorporadas.

Aníbal Fernández indicó que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta tendrá la posibilidad de utilizar estas pistolas. Waldo Wolff, secretario de Asuntos Públicos porteño, ha salido a presionar al gobierno para que acelere el trámite y la Ciudad pueda importar las Taser. Más allá del show que intenta montar, ha quedado en evidencia que tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio coinciden en la necesidad de que el aparato policial del Estado cuente con este tipo de armas.

La presión para utilizar las Taser se intensificó tras el asesinato de una oficial de la Policía de la Ciudad en la estación de Retiro del Subte C. Una semana antes de ese suceso, el juez federal Walter Correa había intimado a Nación “a que resolviera en 30 días un pedido de la administración porteña para avanzar con el proceso de importación de las pistolas” (La Nación, 23/2).

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La decisión del gobierno nacional dejó en ridículo a Página 12, su usina mediática, que estuvo divulgando hasta hace poco que la defensa de las Taser es una orientación impulsada exclusivamente por figuras como Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.

En el Frente de Todos hay un lobby fuerte por el uso de las Taser. Sergio Berni, el ministro de Seguridad del gobierno bonaerense de Axel Kicillof, es uno de sus principales impulsores. Asimismo, el respaldo a las Taser de Aníbal Fernández, que subió como jefe de las fuerzas federales con el apoyo de Cristina Kirchner, no sorprende a nadie, ya que es un hombre que defiende a rajatabla una política de mano dura contra los trabajadores. El ministro de Seguridad fue uno de los responsables del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki durante el gobierno de Eduardo Duhalde en 2002, así como de la muerte de Mariano Ferreyra en 2010 bajo el gobierno de CFK.

Alberto Fernández, quien autorizó la compra, y Sergio Massa, el ministro de Economía, también son partidarios de la utilización de pistolas Taser. La burguesía y sus políticos presentan a estas armas como una solución al gatillo fácil, argumentando que reducirían la posibilidad de que un policía mate a alguien durante un operativo. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario. En Estados Unidos, por ejemplo, la policía ha utilizado las Taser para asesinar y torturar a la población negra y latina.

El gobierno del Frente de Todos, que se transformó en un títere del Fondo Monetario Internacional (FMI), demostró hace mucho tiempo su carácter represor. El desalojo brutal contra las familias de Guernica, la represión a la comunidad mapuche en Villa Mascardi, y la avanzada policial en el estadio de Gimnasia y Esgrima de La Plata que terminó con la muerte de un hincha, son solo algunos ejemplos de ello.

CFK, que es presentada por el kirchnerismo como el ala progresista del gobierno, es también una defensora de esta orientación. En un acto que encabezó en noviembre de 2022, en el Estadio Único de La Plata, Cristina hizo una defensa corporativa de la Gendarmería y propuso su despliegue masivo en el conurbano bonaerense. Que una estructura mafiosa como la Gendarmería tenga grupos de elite con la potestad de utilizar Taser representa un peligro para los trabajadores y especialmente para los jóvenes de los barrios de Buenos Aires.

Esta derechización del gobierno nacional es una manifestación de la derechización más general de las fuerzas del capital. Los políticos capitalistas que sueñan con un régimen fascista en Argentina, como Milei o Espert, han desplazado la agenda política nacional a la derecha con propuestas como la de “cárcel o bala”. Esto es el caldo de cultivo para que otros partidos radicalicen sus planteos. La campaña persecutoria que el gobierno nacional encabeza contra el combativo movimiento piquetero también es una manifestación de esta derechización.

Los trabajadores y la juventud deben prepararse para una gran movilización el próximo 24 de marzo, a 47 años de la llegada al poder de la dictadura genocida, contra la impunidad de ayer hoy, el ajuste y la entrega nacional. El intento del kirchnerismo represor de apropiarse de esta jornada, cuando promueve el uso de las Taser, debe ser rechazado mediante la organización independiente.

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