La lucha piquetera por trabajo genuino y un seguro al desocupado

Los reclamos con que la Unidad Piquetera moviliza este 28.

Foto: Federico Imas @ojoobrerofotografía

El planteo de un Salario Básico Universal impulsado por Juan Grabois y parte del kirchnerismo (incluido el apoyo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner) no suma adeptos. Por el contrario, sumó en los últimos días rechazos y argumentos en contra. Un artículo publicado en Infobae el 24 de julio lo refleja, y señala como parte del rechazo en la “sintonía” del gobierno de los Emilio Pérsico, Daniel Menéndez o Fernando “Chino” Navarro a Eduardo Belliboni, dirigente del Polo Obrero. Pero esto es falso: nuestro desacuerdo con el Salario Básico Universal está en la línea del planteo de universalizar los programas sociales, creando un seguro a los desocupados transitorio hasta que predomine el trabajo genuino.

El dirigente del Movimiento Evita y funcionario de Desarrollo Social, Emilio Pérsico, dice que “no es el momento de un Salario Básico Universal”, e incluso dice que “hay que colaborar lo más posible en darle fuerza al gobierno”. El “Chino” Navarro respondió al ser consultado sobre el tema que su posición va en consonancia con Pérsico; símil situación con Daniel Menéndez, el coordinador nacional de Somos Barrio de Pie, que dio una respuesta bajo prácticamente los mismos argumentos. Estos dirigentes de los movimientos sociales oficialistas y correligionarios de Grabois en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep) dieron muestra de su pleno compromiso con el gobierno y su programa fondomonetarista, que se propone avanzar todavía más a fondo con el ajuste sobre la asistencia social.

Pero el rechazo del Polo Obrero se ubica en la vereda contraria. Parte de reclamar no un Salario Básico Universal, que se contabiliza en el costo de la canasta básica alimentaria individual para un adulto (hoy en $15.000), sino la universalización de los planes sociales a todo aquel que no tenga trabajo: esto bajo el horizonte de crear transitoriamente un seguro universal al desocupado. Cabe subrayar este carácter de transitorio, porque nuestra demanda tiene de trasfondo la lucha por el trabajo genuino, bajo convenio colectivo, con pleno goce de derechos laborales y con salarios equivalentes a la canasta familiar. Esto engloba una diferencia sustancial con el planteo del Salario Básico Universal, que abarca también a trabajadores ocupados bajo la línea de pobreza. Vale decir, un aval explícito y la ratificación de los salarios de hambre.

Sobre esto cabe hacer algunas aclaraciones complementarias. El seguro universal al desocupado que exigimos no implica ningún tipo de contraprestación a cambio, porque bajo ningún punto de vista sustituye ni reemplaza la demanda de trabajo genuino y la necesidad de que los millones de trabajadores hoy desocupados se inserten en el mercado laboral con el derecho a jubilarse, a tener vacaciones pagas, aguinaldo, un convenio colectivo o ART. De igual forma es que planteamos que el monto de los planes sociales no puede estancarse en la mitad de un salario mínimo, como hoy ocurre con el Potenciar Trabajo, sino que tiene que elevarse para cubrir las necesidades básicas de una familia promedio.

Otro que metió bocado para rechazar el Salario Básico Universal fue Juan Carlos Alderete, de la CCC, fuerza que es también integrante de la Utep. Dijo precisamente que “debería ser a cambio de una contraprestación”, que “no puede ser como un IFE a cambio de no hacer nada”, ya que “va en contra de la cultura del trabajo”. Las notables coincidencias discursivas de este dirigente de una corriente que de “clasista y combativa” solo tiene el nombre con los ataques de la derecha a los desocupados encubren un propósito netamente reaccionario: culparlos por la falta de empleo. Pone a las víctimas de esta situación como sus causantes, expidiendo culpas bajo el argumento implícito de que “no tendrían ganas de trabajar”.

La pelea por el seguro universal al desocupado, en cambio, señala al Estado y los capitalistas como responsables de la falta de trabajo genuino y de la pobreza. Son quienes manejan los hilos de la economía, y por tanto, quienes tienen que dar respuestas frente al hambre y la miseria. Los trabajadores solo tienen la capacidad de vender su fuerza de trabajo; pero vemos cómo en medio de una huelga generalizada de inversiones, de la especulación de los capitalistas en todos los rubros, del desuso de buena parte de la capacidad industrial instalada del país, de la extensión de las jornadas laborales y de un enorme ajuste de áreas del gasto público que ponen en juego puestos de trabajo, escasea la oferta en el mercado laboral.

Bajo estas consignas es que rechazamos desde el Polo Obrero y la Unidad Piquetera el Salario Básico Universal, contraponiendo como salida la universalización de los programas sociales, mientras seguimos ganando las calles, como haremos este jueves 28 de julio, para crear en la Argentina los millones de puestos de trabajo genuino que nos faltan.

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