Cultura

16/9/2020|1605

Mulán: ni liberación femenina ni de ningún tipo

El nuevo live action de Disney propone un mensaje que termina reivindicando la opresión de las mujeres y los pueblos.

Con un lanzamiento a través de su plataforma de streaming (paga) y con un valor extra de entrada para acceder al film (29.99 dólares), Disney se aventuró al lanzamiento de su versión live action -con actores y actrices- de “Mulán”, que tuviera su versión animada en 1998. Una película muy esperada por los fans acostumbrados al mercado del consumo nostálgico. El resultado no solo decepciona narrativa y cinematográficamente; además ha quedado envuelto en varias polémicas por declaraciones de su protagonista y por las locaciones elegidas para filmar.

Mulán” es la historia de una guerrera legendaria china, que decide disfrazarse como hombre para reemplazar a su padre como soldado en la guerra. Pero, a contrapelo de los tiempos que corren, lo que deja como reflexión esta versión dista mucho del empoderamiento que lucha por la libertad. De hecho, la conclusión parece encaminarse en el sentido opuesto. La defensa de la familia tradicional, la opresión de las mujeres, los matrimonios arreglados, la devoción sin cuestionamientos ante el emperador, figura máxima de la opresión. Todo parece reivindicarse en este guión. No deja de llamar la atención que su protagonista, Yifei Liu, la defina como una referencia: “Es muy bueno crear referentes para que las niñas chinas y del resto del mundo tengan un espejo en el que mirarse” (La Vanguardia, 4/9).

En la anterior versión animada, Mulán cantaba “Mira bien. Nunca voy a ser una novia ideal o una buena hija. No sabré tal papel jamás tomar”, apareciendo al menos como un deslizamiento de la figura tradicional femenina de Disney. Lejos de esa idea, en la nueva versión la protagonista dará sobradas muestras de por qué no es su género el que determina su fuerza y valor. Más aún, terminará volviendo arrepentida al regazo familiar, considerando haberlos humillado. Luego, claro, de haber luchado y defendido con su vida al imperio y al emperador, sin que se caiga una mínima crítica a su rol de opresor.

Junto a este emperador benevolente como pocos, Disney presenta una total deshumanización del enemigo, quien no parece tener mayores motivos para hacer la guerra que la destrucción, la venganza y la acumulación de oro; y cuyos guerreros no parecen exhibir ningún código de compañerismo. Son malos porque quieren matar al emperador y el ejército (de hombres) debe defenderlo. Con esto convive, finalmente, una visión fuertemente edulcorada de la guerra como tal.

#BoycottMulan y #BanMulan

Una campaña de boicot internacional al film recorre las redes sociales. La campaña de desprestigio, que se acrecentó en las últimas semanas, se debe a que varias escenas fueron filmadas en Xinjiang, epicentro de la violación de los derechos humanos por parte del régimen chino; en los créditos del film, incluso, se agradece a este y a las fuerzas de seguridad de Xinjiang por la utilización de estas locaciones. La represión del PCCh contra musulmanes y otras etnias en esta zona, que el gobierno ha buscado desmentir sin fundamento, es duramente criticada por organismos de derechos humanos.

“Más de un millón de musulmanes en Xinjiang, la mayoría de la minoría uigur, han sido encarcelados en campos de concentración. Innumerables personas han muerto. Las campañas de esterilización forzada han provocado que la tasa de natalidad en Xinjiang haya caído en picada aproximadamente un 24 por ciento en 2019”, se reseñaba en un artículo reciente en The Washington Post (7/9). El señalamiento es tan cierto como hipócrita: el imperialismo yanqui se llena la boca hablando de las violaciones de derechos humanos en China, cuando en las tierras de Hollywood se multiplican los atropellos contra afroamericanos y migrantes.

Tampoco fueron pasadas por alto otras declaraciones de Yifei Liu, quien se mostró en favor de los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad en Hong Kong, por parte de un gobierno afín al régimen chino. “Yo también apoyo a la policía de Hong Kong. Ahora pueden golpearme”, dijo en 2019 compartiendo una publicación en Weibo del diario operado por el gobierno en Pekín. Cabe recordar que en ese momento los levantamientos de las y los trabajadores en Hong Kong estaban en plena efervescencia. La lucha contra la ley de extradición se manifestaba en las calles al tiempo que era repelida con brutales represiones policiales. Estas acciones fueron tan violentas que se valieron un repudio internacional.

Mulán” le costó a Disney más de 200 millones de dólares y su ridículo costo de lanzamiento la convirtió en pocos días en una de las películas más “torrenteadas” (descargadas gratuitamente) de la historia. El plan de probar las ganancias de los estrenos premium en plataformas resulta por lo menos incierto. A su vez, se reporta que la película vendió solo 23 millones de boletos en su primer fin de semana en las salas de cine chinas, lo que un analista de medios tildó como “un debut decepcionante (…) Disney hizo esta película para el público chino y vieron que prácticamente fracasó” (Infobae, 13/9).

Lo que debía ser la vuelta a la vida de una historia icónica, podría terminar siendo un revés para la compañía del ratón, que vuelve a dejar ver la hilacha de su defensa del statu quo.

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